Yaiza, joven de la Muy Ilustre Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad, nos cuenta cómo vivió el JOHC de Lorca.

¿Y si me voy a Lorca? Así empezó lo que para mí sería una experiencia completamente nueva y que desde hace tiempo ya quise probar. Hoy me toca a mí contar un poco qué vivimos nosotros como jóvenes cofrades, llevando nuestra ilusión y ganas a cualquier parte de España. 

No voy a mentir, la emoción que tenía por vivirlo y saber qué se siente al aportar ese pequeño granito de arena por y para la juventud católica no era poca, pero a la vez sentía algo por dentro de no saber cómo iba a ser o cómo lo iba a llevar a cabo. Sin embargo al subir la primera escalera del autobús ya supe de qué iba aquello y cómo de intenso iba a ser el finde semana. 

Nuestro viaje hacia Lorca fue largo, salimos a las doce de la noche hacia allí, y nos dio tiempo a hacer todo tipo de cosas en el bus; desde hablar y conocer gente nueva hasta jugar y dormir. Llegamos a  nuestro destino por la mañana super prontito. Una vez que dejamos las maletas y todos supimos cuál era nuestra habitación, sin perder ni un minuto nos fuimos a hacer juegos y dinámicas que nos sirvieron para conocer un poco más a nuestras cofradías. 

Seguidamente cogimos de nuevo el bus para ir hacia el centro de Lorca. Allí conocimos a Bartolo y Mariano, los dos voluntarios que estarían con nosotros todo el finde. Antes de seguir, si les tuviera que calificar con una palabra que les definiese sería actitud y buena voluntad, me atrevería a decir que todos nos pudimos dar cuenta desde el minuto uno en que les conocimos de la energía y confianza que ellos nos mostraban.

En ese momento no éramos conscientes de toda la cantidad de cosas que nos tenían preparadas. Empezamos viendo las cofradías más grandes de Lorca, el Paso Blanco y el Paso Azul; fue curioso y divertido porque a la vez que aprendíamos cosas y veíamos auténticas obras de arte, nos enterábamos de curiosidades como por ejemplo la rivalidad que se tienen entre ambas que os puedo asegurar que no es poca. Después subimos al Monte de El Calvario – que yo creo que si me pongo a pensar la ruta que hicimos me vuelvo a cansar igual que lo hice ese día – aunque todo esfuerzo tiene su recompensa dicen, y así fue; allí arriba pudimos ver una pequeña capilla y un viacrucis. Y no solo eso, si no que también pudimos hacer fotos muy chulas desde una vista tan alta.

Por la tarde y después de comer tuvimos la ofrenda de flores y el acto inaugural. Ambos fueron muy chulos aunque me quedo con el acto, ya que pudimos conocer un poco más desde dentro cómo son las bandas y la Semana Santa de Lorca, caracterizada por sus bordados y sus carros de caballos. Por la noche vimos una procesión, he de decir que fue emocionante y preciosa, se me pusieron los pelos de punta al escuchar la banda y ver cómo metían y sacaban a un Cristo tan grande en una iglesia con su puerta tan pequeña. No solo eso sino que también tuvimos momentos impactantes como lo fue el hecho de ver cómo se pasaban el paso de atrás adelante; cosas que aquí en Valladolid no vemos.

El sábado fue un día intenso también: empezamos el día con los famosos stands, donde enseñamos y pusimos cosas de nuestra Semana Santa. Una vez más pasamos una agradable mañana conociendo gente de otras delegaciones y divirtiéndonos con gente de la nuestra. En el teatro tuvimos la oportunidad de escuchar las dos candidaturas que se presentaban para acoger en su ciudad, en el año 2024, un nuevo encuentro JOHC, y al terminar tuvimos un momento  formativo a través de las diversas ponencias que nos tenían preparadas. Tuvimos la comida de las tapas y un poco más tarde la bajada de banderas, donde pudimos ver cómo la gente del Paso Blanco y Paso Azul marcaban rivalidades entre ellos pero sin olvidar el buen rollo que seguía estando presente. Y ya por la noche terminábamos el sábado con la cena de gala, mucha comida, bebida y lo mejor: mucha música.

El domingo por la mañana asistimos a la proclamación de la siguiente ciudad a la que viajaremos de nuevo para mostrar nuestras ganas e ilusión a todo el mundo. Y un poco antes de irnos pudimos escuchar las bandas y ver otra procesión o romería típica de allí. Sobre las tres de la tarde salimos hacia Valladolid y, al igual que la ida, la vuelta fue larga pero contando chistes se nos hizo más amena. 

Después de este finde semana solo me queda dar las gracias a todas y cada  una de las personas que estuvieron con nosotros. Y por supuesto, cómo no pensar en que ojalá la juventud cofrade dure por muchos años más. 

¡Viva Lorca!

¡Viva el Paso Blanco!

Nos vemos muy pronto en León.

Yaiza Benito Pérez

 10 de Diciembre de 2023


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