Marivi, joven de la Cofradía de la Exaltación de la Sta. Cruz y Ntra. Sra. de los Dolores, nos cuenta cómo vivió el JOHC de Ceuta.

Imágenes de Nuria Cano
«Rápidamente vi que un encuentro JOHC no es un encuentro de jóvenes cofrades cualquiera, es mucho más que eso.»
Para ser sinceros, al llegar a Alzira hace ya 3 años, sentí un poco de miedo, muchas dudas me recorrían al pensar en cómo iba a ser ese finde semana tan lejos de casa… pero la verdad es que solo me dio tiempo a pensar en ello los primeros minutos del camino porque rápidamente vi que un encuentro JOHC no es un encuentro de jóvenes cofrades cualquiera, es mucho más que eso.
Tanto en el siguiente en nuestra cuidad, como en este año en Ceuta, he ido sin ningún miedo a celebrar lo bonito que es pertenecer a una cofradía, en mi caso la Exaltación, y a seguir aprendiendo de las maneras de vivir la fe que hay en cada punto de España. Como hicieron conmigo en mi primer encuentro. Fui una afortunada al poder vivir toda la emoción de tomar el relevo del siguiente JOHC y traerlo a nuestra ciudad. Pude formar parte de esa ilusión grupal que nos tenía tan unidos a toda la delegación pucelana y esas ganas de enseñar al resto como se llenan de silencio las calles de Valladolid en Semana Santa.
«He ido sin ningún miedo a celebrar lo bonito que es pertenecer a una cofradía.»
Allí en Ceuta, volvieron a florecer todos los sentimientos y todas las ganas por volver a celebrar juntos. Cambiamos de continente para descubrir una Semana Santa muy especial, como nos han trasmitido sus gentes, las cuales nos dieron a conocer toda su historia y su devoción por la Virgen de África desde el primer momento, así como por otros muchos pasos.
Hemos tenido mucha fiesta, porque la alegría que se vive estos días hay que celebrarla como buenos jóvenes. Hemos ido a cenas muy elegantes, y a comidas en grupo por las calles de Ceuta para seguir compartiendo. Hemos escuchado bandas de trompetas y tambores que nos hicieron vibrar al ver sus procesiones. Y aparte de todas estas vivencias que dejan marca, también nos llevamos y dejamos un trocito en la gente, tanto las personas que conocemos de nuevas como los reencuentros con amigos de otras ciudades a los cuales esperas todo el año para volver a ver y que en el abrazo de despedida sabes que pronto volveréis a compartir juntos el sentimiento de ser cofrade.
María del Villar Martín González
7 de Noviembre de 2022

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