
El pasado sábado 3 de diciembre comenzó la JOHCvivencia de fin de semana en Medina de Rioseco, organizada por la asociación para todos aquellos jóvenes cofrades que quisieran acercarse. Un total de 32 jóvenes nos reunimos para conocer la Ciudad de los Almirantes y su importante Semana Santa.
Nada más llegar fuimos recibidos por una pequeña representación de juventud cofrade de Rioseco que nos dio una sonriente bienvenida. Lo primero que hicimos fue visitar la Iglesia del Convento de San Francisco, donde fuimos calurosamente acogidos por David Esteban, el Alcalde de Medina de Rioseco, y donde Marilé nos explicó de manera magistral y apasionada el impresionante patrimonio artístico, con una imaginería más que familiar para nosotros.
Seguimos nuestro recorrido hacia la Iglesia de Santa Cruz, que alberga el Museo de Semana Santa riosecano. Allí pudimos admirar la belleza de los pasos y la personalidad de sus cofradías. Nuestro querido Antonio Herrera nos acompañó durante toda la visita explicándonos con mimo cómo es ser cofrade riosecano, en un encuentro donde no faltó un buen vermut de hermanamiento. Que Javier Ubal, el presidente de la Hermandad de la Crucifixión, nos abriese las puertas de la Capilla de los Pasos Grandes fue un verdadero lujo; allí pudimos admirar “La Escalera” y “El Longinos”.
Por la tarde, tuvimos jornada de convivencia entre nosotros y con algunos jóvenes cofrades de Rioseco. Pudimos así conocer de manera más personal cómo se vive allí la Semana Santa y cómo “pasan los pasos”, en palabras de Miguel de Unamuno. No faltó la diversión, y también un rato de oración conjunta que nuestro coro preparó con esmero, dando gracias a Dios por tanto.
El domingo también estuvo lleno de sorpresas; compartimos la Eucaristía de la mano de D. Alberto Cillero en San Pedro Mártir junto con los feligreses de la parroquia.







Nico, joven de la Cofradía Penitencial de Ntra. Sra. de la Piedad, nos cuenta cómo vivió todos estos momentos.
Para mí no era la primera vez que participaba en una convivencia en un ambiente cristiano, pero sí ha sido la primera que he hecho en Adviento, y puede que al ser ésta mi época favorita del año litúrgico, haya influido más en cómo lo he vivido. En las actividades que realizamos a lo largo de todo el sábado solo estábamos nosotros, lo cual, a parte de servirnos para aprovechar más las visitas, nos servía para conocernos más entre nosotros. Además, esto propició el ambiente que se formó a última hora de la tarde, durante la oración. La alternancia entre lecturas, peticiones y cantos; todo ello a la luz de unas cuantas velas y que acabó, después de cantar la Salve popular, en un silencio que gritaba «queremos más».
A la mañana siguiente fuimos a celebrar la Eucaristía a la misa del pueblo. El sacerdote nos recibió encantado y cuando le comentamos que si podíamos cantar unas canciones que habíamos preparado nos dijo que hablásemos con el matrimonio que suele encargarse de los cánticos. Ellos son un matrimonio de misioneros brasileños que en cuanto les preguntamos nos dijeron que por supuesto. En un momento nos colocamos y nos organizamos de tal forma que cantamos las canciones que habíamos preparado y algunas de las que ellos pensaban cantar. El momento más especial llegó al final. Ellos se fueron a comulgar y al volver se pusieron un banco más atrás y se quedaron rezando recostados el uno en el otro. Estaban muy emocionados. Cuando finalizó la misa, se nos volvieron a acercar y entre lágrimas nos confesaron que llevaban años soñando con una misa como la que acababan de vivir y también nos dijeron que después de todo lo vivido durante la celebración, para ellos la Navidad acababa de comenzar.
Nicolás Jesús García Pérez
10 de Diciembre de 2022
Agradecimiento especial a Rodrigo Antón Galindo, por su estrecha colaboración y gran disposición para que fuera un fin de semana inolvidable.

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