Alex, joven de la Muy Ilustre Cofradía Penitencial Nuestra Señora de la Piedad, nos cuenta cómo vivió el JOHC de Elche.
¡Este es mi año! Es lo que pensé antes de embarcarme en una de las experiencias más enriquecedoras e intensas de las que he formado parte en mi vida. Gente muy cercana, que había vivido esta experiencia los años anteriores, me decía que era muy intensa la experiencia y que muchas de las cosas que pasan no se podían explicar con palabras, y… efectivamente, no me mintieron en ningún momento cuando lo decían.
Sin ninguna duda, puedo decir que Elche ha sido toda una montaña rusa, un fin de semana en el que no paras en ningún momento y del que he sacado tantas cosas en positivo.
La misa de envío en el Nazareno, dio el pistoletazo de salida a nuestro viaje, ya con un recuerdo inolvidable como haber podido hacer un besapie más íntimo a Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Creo firmemente que el viaje hacia a Elche fue un cúmulo de sentimientos muy difícil de intentar explicar con palabras, entre los que sin duda alguna había dos que destacaban sobre el resto: nervios e ilusión por vivir una experiencia única junto a gente que tiene el mismo sentimiento cofrade y que no le importa irse hasta otros lugares para decir que sí, que somos cofrades y vallisoletanos.
Ya cuando conseguimos llegar a Elche, después de tantas horas de autocar, empezó sin duda la experiencia JOHC, aunque yo creo que no fui consciente de ello hasta el reparto de acreditaciones.
Sin duda alguna, creo que la mejor palabra que podría definir a nuestra delegación es FRATERNIDAD. Mi viaje, me ha hecho ver cómo toda la delegación hemos hecho un gran trabajo en equipo, remando todos a favor cuando ha hecho falta; cómo nadie ha estado solo en ningún momento, y cómo, en las situaciones más difíciles y que necesitabas a alguien a tu lado, siempre estaba alguien tanto para sacarte una carcajada como para apoyarte si lo necesitabas.
Poder haber vivido un fin de semana en el que celebrar que todos somos cofrades, y haber estado todos juntos sin importar si eres de una o de otra, ha sido algo que me ha parecido de lo más bonito de toda la experiencia. Esa posibilidad de estrechar lazos con gente con la que solo habías coincidido en alguna misa o que solo conocías de oídas me ha parecido una de las mejores cosas de Elche.
También, me encantaría destacar el poder haber conocido una Semana Santa diferente a la nuestra y con momentos e historias que te hacen darte cuenta de qué bonito es ser cofrade y de la suerte que tenemos por ello (haber podido conocer la gran devoción que Elche tiene hacia el Dogma de la Asunción, la importancia para ellos de las palmas, historias de nuestros voluntarios sobre las procesiones y recuerdos que guardaban de ellas…).
En cuanto a las actividades que hicimos en Elche, sin duda alguna me llevaré el haber podido realizar la ofrenda floral a la patrona de Elche el viernes por la tarde, el sentimiento de emoción que tuve pasando por el pórtico de la Basílica de Santa María fue una de las cosas que más me gustaron sin duda.
También la diversión de los stands, el promocionar nuestra Semana Santa, ver cómo otras ciudades se promocionaban, y, sin duda, ver a tantos jóvenes celebrando la alegría de vivir en la fe en Cristo es algo mágico.
La procesión observando el gran patrimonio artístico de Elche, las magníficas bandas que tienen y la peregrinación del Domingo por la mañana con María Santísima del Gran Dolor y San Juan Evangelista también me sirvieron como momentos para seguir disfrutando como un niño de aquella experiencia, en un ámbito más religioso.
Y sin duda alguna, la cena de gala y fiesta, los grandes momentos que vivimos allí y todas las risas y momentos que pasamos todos juntos.
Estoy deseando que llegue ya 2026 y ver todo lo que nos tiene preparado Zaragoza. No me cabe ninguna duda, que seguirá siendo una de las experiencias más bonitas del año.
¡QUE VIVA ELCHE!
¡VIVA ZARAGOZA Y LA VIRGEN DEL PILAR!
Y sobre todo… ¡VIVA LA JUVENTUD COFRADE DE VALLADOLID!
Alex Zarzuelo Ruiz
8 de noviembre de 2025
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